
La videovigilancia de espacios públicos suele equipararse erróneamente con una obsesión de las autoridades por el control.
Sin embargo, estos son los hechos: un sistema de videovigilancia sirve a la comunidad y aumenta la seguridad. Los peligros de sufrir robos o asaltos se ha convertido en algo muy concreto para todos los usuarios y somos los contribuyentes quienes pagamos los desperfectos ocasionados en edificios públicos y su subsanación. La videovigilancia del entorno público aporta una mayor seguridad, sea en aparcamientos, zonas de tránsito público, actos culturales o eventos. También a la hora de proteger edificios muy frecuentados tipo hospitales, escuelas, universidades o iglesias.
En los grandes eventos públicos es importante mantener la situación siempre bajo control, para poder coordinar de forma efectiva las medidas a tomar ante situaciones peligrosas.
Además de los actos violentos, robos o asaltos, permiten también vigilar el trascurso regular del acto mismo. Por ejemplo, ¿está el guardarropa a rebosar? ¿Hay un tapón en la zona de entrada, aglomeraciones delante del escenario o empujones y peleas en la barra?
Cada vez es más frecuente que museos, inauguraciones y salas de exposiciones se conviertan en lugares donde los ladrones de arte cometen delitos. Si notan que las cámaras les están grabando, los ladrones y vándalos en potencia, e incluso los visitantes demasiado atrevidos, se sienten obligados a comportarse debidamente. Esto permite evitar muchos problemas antes de que se produzcan, pero si a pesar de todo finalmente ocurren, las grabaciones de vídeo pueden reconstruir y aclarar los hechos.
Los edificios del sector sanitario pueden utilizar las cámaras de videovigilancia para diferentes campos de aplicación. Por un lado, para proteger el dinero de la caja (tarifa médica) o los caros aparatos y materiales médicos que pueden ser de interés para los ladrones. Por otro lado, sirven para que el personal pueda vigilar bien las salas de espera con las cámaras de vídeo y así mejorar la asistencia a los pacientes y actuar rápido en caso de emergencia.
Cada vez son más las escuelas y edificios educativos que están en el punto de mira de ladrones, vándalos, allanadores y, lo que es mucho más terrible, homicidas armados. Por eso es importante que estén equipados con sistemas de videovigilancia que protejan tanto a los niños como a los profesores. El trío "disuasión, vigilancia en vivo y explicación" es lo que aquí constituye la base del efecto positivo que tiene una videovigilancia.
Las iglesias, capillas y los edificios históricos suelen ser el objetivo de ladrones interesados en el arte y la cultura, pero también son víctimas de desperfectos sin sentido. Las causas de esta falta de respeto al patrimonio cultural y religioso están en la pérdida de creencias de la población y en la falta de personal religioso de las instituciones. Las iglesias suelen estar abiertas durante el día pero como casi no hay nadie, sus valiosos objetos artísticos están sin vigilancia a merced de cualquiera. Una videovigilancia puede acabar con esta penosa situación.
El campo de acción de la videovigilancia a la hora de proteger la seguridad vial va desde las cámaras de vídeo en autobuses y vagones de transportes de cercanías hasta la vigilancia de los aparcamientos. Una videovigilancia ofrece protección precisamente en los aparcamientos subterráneos y cubiertos con poca visibilidad donde muchas personas se sienten poco seguras. Además, los golpes en coches o las huidas en caso de accidentes y siniestros pueden explicarse rápidamente con las pruebas aportadas por las cámaras de vigilancia.